El mundo está enfermo
por falta de amor. Nuestros bloqueos, resistencias y miedos impiden al amor
fluir. No somos cauces del amor y las consecuencias las estamos padeciendo
todos.
¿Qué podría sanar a
nuestro mundo? Abrirnos al amor: sabiendo recibir y agradeciendo lo que se nos
da, y compartiendo lo que somos y tenemos sin límites, sin cálculos, sin
condiciones.
Abrirnos al amor que se
nos regala implica:
- Acoger el perdón sin límites de Dios, su ternura, su abrazo, su compasión…
- Aceptar el cariño de los otros expresado y manifestado por medio de palabras, gestos, detalles, oraciones…
Pero para ser cauce,
para que el amor fluya, es necesario que no nos quedemos con todo ese amor sino
que de la misma forma que lo recibimos lo donemos
- Amar a Dios sobre todas las cosas ofreciendo cuanto somos y tenemos sin desconfianza, sin reservas
- Amar a los otros especialmente a los más vulnerables o a quienes son más necesitados que nosotros, acogerles y aceptarles tal y como son, compartir con ellos nuestro haber y poseer
- Amarnos: escuchando y atendiendo nuestras necesidades básicas, cuidando nuestra salud física, psicológica y espiritual, sabiendo equilibrar trabajo y descanso, perdonando nuestros errores, caídas, imperfecciones.
- Amar la creación
El mundo está enfermo y
tú y yo podemos sanarlo comenzando con nosotros mismos
Abrámonos al amor para
que el amor sea, empiece a expandirse y el mundo recupere el equilibrio con que
un día nuestro Padre Bueno lo creó
Dios es amor y él nos lo regala pero sí es necesario compartirlo estoy de acuerdo contigo Gloria gracias por recordarnos que es ser cristiano.
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