Podemos
desear hacer la voluntad de Dios o incluso poner mucho empeño en ello. Muchas
veces surgen dudas sobre el dónde, el qué, el cuándo, el con quién… y nos
quebramos la cabeza, y nos enfocamos en el hacer respondiendo a lo que creemos que
es su voluntad. Seguramente podemos llegar a realizar obras grandes y muy
buenas, y quizás ayudamos a infinidad de personas a través de ellas… pero ¿es
esa su voluntad?
En el “hágase en mí según Tú quieras”, que pronunció María y tantos otros después, el protagonista es Él. Disponiéndose así: Quien hace es Él. Solo cabe el abandono, ya no hay posibilidad de dirigir o controlar. Se trata de permitirse ser utilizados para un proyecto: que se desconoce, que de primeras asusta porque es incierto a dónde va a conducir, que invita a cambiar de esquemas, que rompe seguridades y certezas, que implica humildad, paciencia, confianza, desprendimiento…
Hágase
en mí no supone una actitud pasiva, tampoco quedarse de brazos cruzados… es
anteponer el plan de Dios a los propios proyectos, y colaborar tal y como el Espíritu vaya
insinuando e impulsando
El
“hágase en mí” es lanzarse al abismo sin red, con la confianza de saberse en
buenas manos, sin otra seguridad que su amor, con la esperanza de que tarde o
temprano todo será para gloria suya… aunque no se vea, aunque no se entienda…
Muy cierto sólo Él es el único que es capaz de todo.
ResponderEliminar