sábado, 8 de enero de 2022

“HAY QUE ¡VIVIR LA VIDA!”

 

No deja de sorprenderme que relacionemos el ¡vivir la vida! con diversión, placer, vacaciones… estar en la calle, consumir, conocer países… Tristemente es un concepto muy extendido hoy en día, en cualquier parte del mundo, de ahí que para la sociedad mercantilista sea tan sencillo manipularnos y seducirnos con las mil y una ofertas que nos ofrecen


Nos dejamos envolver por las redes de un sistema que, lejos de darnos vida, nos deja secos, vacíos, insatisfechos… nos hace seres individualistas, egoístas, ambiciosos, autosuficientes… y provoca entre nosotros: rivalidades, conflictos, enfrentamientos…

Hace muchos años, un director de escuela en Honduras me dijo: “¡Ay no Gloria, usted se está perdiendo los placeres de este mundo!”. Yo sonreí y le respondí: “¿Usted cree? No soy consciente de estar perdiéndome ningún placer de este mundo. Debe de ser que tenemos distintos conceptos de lo que son placeres”. No dijo más, se quedó callado.

¿Qué es para ti ¡vivir la vida!? ¿Qué es lo que realmente te da vida, felicidad plena? ¿Qué consideras placeres de esta vida? ¿Cuáles son los tesoros que te dan vida? ¿Dónde está puesto tu corazón?

Jesús vino “para que tengamos vida”… y sigue viniendo… y cada Navidad se nos recuerda que llega, que se nos regala, que se nos da “para que tengamos vida”… que solo Él da nos puede ofrecer una vida dichosa… Pero seguimos empeñados en buscar por otros derroteros

Totalmente de acuerdo, la vida es para vivirla pero ¿Qué es lo que realmente da vida a la vida?: “¿Vivir auto centrado o salir de si?”, “¿Anteponer los deseos particulares o el bien común?”, ¿Valerse por sí mismo o dejarse ayudar?”, “¿Preocuparse solo de sí o ayudar a otros?”, “¿El ruido o el silencio?”, “¿Atesorar o compartir”, “¿Poner la confianza en lo que se tiene o en el Señor?”. “¿Destruir o construir?”… 

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