En estos momentos
en los que la pandemia está en su incidencia más alta, somos muchos los que
clamamos por la sanación de familiares y amigos, y otros por su propia sanación.
La realidad es
que no todos son sanados. ¿Será falta de fe? ¿Será que no oramos lo suficiente?
¿O será que Dios no escucha nuestras oraciones?
La vida, la
muerte y todo lo que acontece en el camino: es y seguirá siendo un misterio
para el ser humano. Es inútil, desgastante y una pérdida de tiempo
atormentarnos con preguntas tratando de encontrar el porqué de todo. Nos
podemos encerrar en una actitud derrotista y agresiva, tenemos derecho a
enojarnos con la vida y con Dios, pero seguiremos sin encontrar respuesta a
nuestras preguntas.
Aceptemos que no
todo lo podemos, que no todo lo sabemos, que no todo lo controlamos…
Aceptemos nuestra
finitud, nuestra limitación, nuestra debilidad, fragilidad…
No se nos prometió
una vida sin enfermedad, sin situaciones adversas, sin cruces que cargar… pero
sí estar acompañados en todo momento. Somos de Dios, le pertenecemos, nos ama,
estamos en buenas manos. "NO ESTAMOS SOLOS". Estamos en las manos de un Padre Bueno que sabe dar a
sus hijos lo que más les conviene. Que sepamos acoger siempre y en todo su
voluntad aunque algunas veces no coincida con nuestros deseos o quereres.
amen
ResponderEliminarEl es el dueño de la vida y solo a el pertenecemos
Que Dios tenga misericordia de todos nosotros, pero que no se haga nuestra voluntad, sino la suya que es perfecta
Amén
ResponderEliminarGracias Gloria por ayudarnos a entender mejor los designios de Dios y aceptar su santa voluntad.
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