Es lo único que dice Jesús cuando, en medio del mar y
en plena tempestad, los discípulos le despiertan aterrados por el miedo
Tormenta, ruido, viento, las olas estrellándose contra
la barca y el agua entrando. Hoy son los múltiples quehaceres, las falsas
creencias, las ideas irracionales, las fantasías que armamos en nuestra cabeza,
las preocupaciones, los ruidos internos, las dudas, las angustias, las prisas,
las deudas…
Y mientras tanto, Él duerme. Duerme porque se sabe
hijo amado, porque se sabe dependiente del Padre, porque vive confiado en su
providencia amorosa. Sabe que estás lidiando con la tormenta pero te deja luchar contra tu tempestad
porque respeta tu libertad y no quiere entrometerse
¿No le importa que te hundas? Claro que sí pero espera
que le pidas ayuda, que seas humilde y reconozcas que solo con tu esfuerzo no
lograrás lo que deseas, que confíes más en lo que Él puede hacer, que seas
consciente de que formáis un equipo, la misión es compartida.
Y como te quiere, y como eres importante para Él, es a
ti a quien dice: “Cállate, cálmate” Solo dos palabras dichas con la autoridad
que solo una fe firme puede dar.
“Cállate. Haz silencio. Al menos desea hacer silencio
y pon los medios… el resto lo hago yo, lo que tenga que pasar déjalo en mis
manos”
“Cálmate. Baja el ritmo. Estate presente en lo que
haces, vívelo, siéntelo, agradécelo. Enfócate solo en una acción cada vez”
Hacer silencio y estar plenamente en el aquí y el
ahora, todo un desafío en este siglo XXI por el exceso de ruido, actividad y
prisas
Hacer silencio y estar plenamente en el aquí y el
ahora son los medios a nuestro alcance para reconocer y experimentar la
presencia de Dios en nuestra vida
Eres libre, tú decides a quien responder: Al ruido y a
la velocidad que exige la sociedad moderna o al silencio y a la calma a la que
te invita Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario